Los factores psicológicos juegan un papel crucial en la concepción. En el caso de las parejas con problemas de fertilidad, dicha experiencia les lleva a vivir emociones contradictorias y muy complejas.
Los problemas de fertilidad traen consigo una marea de emociones que suelen afectar a la esencia humana, ese punto tan profundo de la feminidad y masculinidad, que cuestiona los principios que uno se ha creado sobre la propia sexualidad, la autoimagen y valía.
Debe comprenderse que la pareja se siente fallida y someterse a un régimen médico resulta muy estresante: visitas constantes, medicaciones, intervenciones quirúrgicas, toma de temperatura diaria y relaciones sexuales programadas. Tanta presión produce una fuerte carga sobre la calidad de vida de la pareja.
¿Pueden los factores psicológicos afectar la posibilidad de embarazo?
Muchos estudios indican que la pareja tiene menores probabilidades de concebir, y una mayor probabilidad de aborto espontáneo, cuando se desarrollan problemas psicológicos. Inclusive, estadísticas en distintos países, muestran que entre un 30 al 40 por ciento de los pacientes que acuden a centros de medicina reproductiva, ya vienen arrastrando síntomas psicológicos fuertes. Por tal motivo, muchos centros han tomado la decisión de iniciar programas de apoyo terapéutico con el propósito de ayudar a sobrellevar los obstáculos psicológicos que sabotean los tratamientos.
Cada quien responde a los problemas de fertilidad de forma diferente; va a depender de la personalidad, el bagaje emocional, social y conceptual, para formar las estrategias de afrontamiento. Para esto último, es indispensable estimular la comunicación abierta y la reflexión sobre el tema.
No hay una receta mágica que facilite la experiencia de la infertilidad y sus tratamientos. Sin embargo, con asistencia médica, terapéutica y moral, se puede desarrollar una buena estructura de apoyo psico-afectiva.
Para el momento en que se recibe el diagnóstico, uno se siente paralizado porque ignora cualquier tipo de información al respecto. A partir de ese instante, comienza lo que para muchos es un viacrucis que irá pasando por:
- Shock: la noticia cae como un balde de agua fría. Los problemas de fertilidad no son diagnosticados durante el primer año en que la pareja intenta concebir, así que el diagnóstico llega “tarde”. Con la noticia, la pareja siente que sus planes de vida se han desmoronado en cuestión de minutos. Esta etapa no es del todo dañina si la pareja logra reconocer su realidad, se sostienen íntegros y bajo control. Lo más recomendable es evitar caer en lamentos y desesperanza y buscar ayuda profesional
- Negación: es muy común escuchar a parejas que piensan “esto no nos puede estar pasando, pueden estar equivocados, vamos a buscar una segunda opinión”, y en lugar de afrontar rápidamente el problema, optan por negarlo y darle vueltas. De todas formas, esta etapa es necesaria para ponerse a investigar, salir de todas dudas y ajustarse a la situación mientras van recibiendo segundas o terceras opiniones.
- Culpa: en el intento de querer determinar el porqué del problema de fertilidad, se da a menudo esta emoción. Algunos pacientes piensan que han sido castigados por conductas del pasado. También es común que el miembro de la pareja que tiene el problema sienta que está privando al otro de la oportunidad de tener hijos. En esta fase emocional, se recomienda tomar una actitud activa de investigación y búsqueda de resolución del problema, informándose sobre los tratamientos a seguir.
- Culpabilización: los sentimientos de frustración e impotencia producen muchas veces que la pareja se culpe el uno al otro. Es comprensible que cada uno vida y responda de forma distinta a los problemas de fertilidad. Recomiendo que dedicar tiempo para hablar en pareja las emociones y pensamientos que estén afectando la relación.
- Ansiedad: debido a que el diagnóstico de infertilidad y sus tratamientos resultan ser impactantes y en cierta medida desconocidos, la pareja se ve con pocos recursos psicológicos para afrontar la crisis. Para sobrellevar la ansiedad, es importante desarrollar una excelente relación de apoyo clínico, con los médicos reproductivo, terapeuta, así como con las personas más allegadas.
- Depresión: a medida que avanza el tratamiento y sus intentos fallidos repetitivos, la pareja vive constantemente una serie duelos pequeños; no olvidemos que cada procedimiento es una esperanza.
- Rabia: esta se deriva del estrés que atraviesan y por las pérdidas sufridas. Y el fuerte sentimiento de vergüenza mezclado con frustración que experimentan hacia el entorno que no les comprende.
- Soledad: son pocas las personas que pueden comprender la complejidad emocional de la infertilidad. Las típicas recomendaciones: “relájate, vas a ver que así quedas embarazada” o “mejor adopta” en vez de ser apoyo, producen mayor dolor y aislamiento.
Comprender las emociones que se vive con los problemas de fertilidad permite adquirir mayor fortaleza. Si la pareja consigue descubrirse a través de cada emoción y sobre todo, aprenden a ganar en cada pérdida, lograrán dominar el poder de la elección.
La pareja con problemas de fertilidad debe tomar muchas decisiones y este poder no reside en responder: ¿qué es correcto o incorrecto? si no más bien: ¿es esto lo que queremos y estamos dispuestos a comprometernos? porque es el verdadero compromiso lo que hace que la decisión sea correcta.
El dolor de la infertilidad es una herida que perdura y que debe aprovecharse como un camino hacia el crecimiento personal. Como mencioné una vez a una pareja: en vez de ver que esto como algo que les ha ocurrido a ustedes, ¿por qué no mejor lo miran como si esto ha ocurrido para ustedes? porque la vida no es un ataque, es una serie de oportunidades para ingeniárselas y sobrevivir.
Un abrazo,
Maritere
Información gracias a: http://consultoriodemaritere.com/2012/08/03/problemas-de-fertilidad-en-la-pareja/