Aunque la endometriosis es una enfermedad benigna tiene un comportamiento similar a un cáncer, porque es capaz de diseminarse localmente por invasión.
La transformación maligna de un foco endometriósico puede ocurrir aunque raramente, en cualquier sitio del implante, desarrollándose entonces como una neoplasia primaria.
Este es el caso de la adenomiosis, y por el sistema vascular y linfático que explica las lesiones a distancia, aunque no es capaz de malignizarse; sin embargo, se ha asociado al cáncer de ovario con una incidencia variable de entre 0,3% y 0,8%.
El riesgo de cáncer es mayor cuando la endometriosis se localiza en el ovario que cuando se localiza fuera de éste y cuando la historia de endometriosis es de larga data.
A medida que progresa la enfermedad, la lesión en el ovario crece hasta llegar a un punto en que se puede romper, liberando toda la sangre que esta retenida.
Esta sangre cae dentro de la cavidad abdominal, produciendo una inflamación de la membrana que recubre el abdomen por dentro y que se denomina “peritonitis química”, la cual en la mayoría de los casos requiere de una operación.
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Endometrioma en proceso
de ruptura
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Otras complicaciones asociadas con endometriosis severa es la posibilidad de orinas hemorrágicas, por endometriosis en las paredes de la vejiga, que sangran durante la regla.
También existe la posibilidad de heces sanguinolentas por la presencia de endometriosis en las paredes del recto. La posibilidad de perforación de estas estructuras por culpa de la endometriosis es muy remota.
También se ha señalado un aumento de la posibilidad de otros tipos de cáncer como el de mamas y cáncer de las células de la sangre, especialmente de linfoma no-Hodgkin.
Fuente de información gracias a: www.fertilab.net