sábado , 20 abril 2024

Endometriosis. Por el Dr. Francisco Carmona Herrera

La endometriosis es una enfermedad crónica que afecta, fundamentalmente, a mujeres jóvenes en edad reproductiva. Sus síntomas físicos y sus implicaciones psicológicas pueden incidir de manera profunda en la calidad de vida de la paciente y de su entorno más próximo. Por ello, esta dolencia exige no sólo un abordaje médico multidisciplinario y altamente especializado, si no también generar una información más precisa que ayude a su diagnóstico temprano y a su abordaje precoz, profundizando en mensajes que ayuden a desterrar los mitos que aún hoy envuelven a la enfermedad.

El Dr. Francisco Carmona Herrera, considerado uno de los mejores referentes en esta especialidad a nivel internacional, Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Clinic de Barcelona y uno de los autores con mayor reconocimiento en la materia, nos responde a algunas de las interrogantes habituales sobre esta dolencia.

por HBakkali

¿Qué es la endometriosis? ¿Cómo es su proceso?

Es una enfermedad ginecológica benigna, crónica y muy frecuente. El útero o matriz está compuesto por tres capas diferenciadas. La más externa se llama serosa y funciona como una funda protectora. La capa intermedia, que se llama miometrio, está compuesta por músculo y tiene la función de empujar al bebé, con las contracciones, en el momento del parto para hacerlo salir al exterior. La capa más interna se llama endometrio es la que cada mes se prepara para acoger al embrión en caso de que se produzca el embarazo. Si éste no se produce, la parte más interna de esta capa se expulsa cada mes en forma de regla para en el mes siguiente volverse a preparar para acoger al embrión. En la endometriosis, la capa más interna de la matriz (el endometrio) aparece además de en su lugar normal en lugares atípicos como los ovarios, el tejido que recubre el abdomen por dentro (peritoneo), intestino, sistema urinario, etc. Como este tejido fuera su lugar habitual es totalmente normal también responde a la acción de las hormonas femeninas y cada mes se prepara para acoger al embrión. Si la mujer no se queda embarazada, además de la hemorragia menstrual normal, se produce también una “regla” en los focos de endometrio que están fuera de su lugar normal. Como estos no están conectados con el exterior, la sangre de esa hemorragia produce dolor intenso (en general con la regla pero también durante las relaciones sexuales o durante todo el ciclo) y adherencias de unos tejidos con otros.

Además, el tejido endometrial ectópico (el que está fuera de sitio) puede implantarse (echar raíces), desarrollarse y extenderse por contigüidad (a los tejidos de al lado) y a distancia (a lugares del cuerpo lejanos) de tal manera que se han descrito casos de endometriosis con focos en el hígado, en el pulmón o en el cerebro. El tejido endometrial ectópico y la sangre proveniente del mismo provocan, además de lo anterior, un estado de inflamación crónica en el interior del abdomen que contribuye a perpetuar la enfermedad y a desarrollar otros síntomas de la enfermedad, como la esterilidad, y a perpetuar y a agravar otros como el dolor y las adherencias.

¿De qué forma puede presentarse esta patología?

En función de la localización y del grado de penetración de los focos en el tejido se distinguen tres formas diferentes de enfermedad: la endometriosis peritoneal, en la que aparecen implantes superficiales en el peritoneo (el tejido que recubre el abdomen por dentro), la endometriosis ovárica (formando quistes de diferente tamaño y rellenos de un líquido con aspecto achocolatado que se denominan endometriomas) y la endometriosis profunda en la que los implantes penetran profundamente por debajo del peritoneo lugar donde se localizan estructuras tan importantes como los nervios pélvicos, los uréteres, el recto, la vejiga, etc. lo que hace que esta sea la forma más grave de la enfermedad. En muchas pacientes se asocian diferentes tipos de la enfermedad. De hecho, las formas puras son raras.

¿Qué lugar ocupa entre las enfermedades ginecológicas benignas?

Es muy frecuente. Se calcula que el 20% de las pacientes pueden tener endometriosis (esto es 1 mujer de cada 5). Esta frecuencia representa que es más frecuente que el asma, la diabetes, la epilepsia y el SIDA juntas. La frecuencia exacta de endometriosis no se conoce bien porque muchas mujeres no son diagnosticadas correctamente. Además de por su frecuencia, es importante porque muchas de las pacientes (sobre todo las que tiene endometriosis profunda, pero también las que tiene endometriosis ovárica o peritoneal) presentan síntomas invalidantes que les impiden hacer vida normal.

¿Se trata de una enfermedad que cursa sintomatología?

Sí. Aunque puede cursar de manera asintomática en algunas pacientes, en la mayoría de ocasiones produce síntomas, en muchos casos muy intensos. Desgraciadamente, no siempre estos síntomas se clasifican adecuadamente como anormales.

En mujeres en las que no se ha manifestado sintomatología, ¿empeora el pronóstico?

No necesariamente. En algunas mujeres la enfermedad puede ser leve y cursar casi sin síntomas y sin alteraciones. En otras, sin embargo, la endometriosis profunda puede cursar de manera insidiosa, con poca o nula sintomatología, hasta que aparecen las primeras manifestaciones que pueden ser tan graves como una anulación de la función de un riñón con pérdida del mismo.

¿Cuáles son las complicaciones más graves que pueden derivarse de esta enfermedad?

Además de la esterilidad y el dolor crónico con la pérdida de calidad de vida que llevan asociadas, las complicaciones que derivadas de la endometriosis se tienen que ver con la afectación de órganos pélvicos como el intestino, el uréter o la vejiga y las derivadas de las repetidas cirugías a las que pueden llegar a ser sometidas estas pacientes.

En este sentido, la cirugía de la endometriosis, sobre todo la de la endometriosis profunda, es muy compleja y de altos requerimientos técnicos por lo que solo debería llevarse a cabo por ginecólogos muy experimentados y con habilidad y conocimientos suficientes para operar en órganos no ginecológicos como el intestino o el sistema urinario o, en su defecto, por ginecólogos capaces de dirigir un equipo multidisciplinaria de cirujanos generales y/o urólogos de tal manera que se garantice la máxima calidad posible a la paciente. Sin embargo, la elevada frecuencia de aparición de la endometriosis y el hecho de que en muchos casos (sobre todo cuando la afectación es solamente ovárica o peritoneal) se pueda realizar sin demasiadas dificultades hace que muchos casos en los que se asocia endometriosis profunda sean operados por cirujanos inexpertos que no pueden ofrecer las máximas garantías a la paciente. Estas cirugías sin las máximas garantías se pueden asociar a complicaciones severas como pérdida de la función de los ovarios (en forma de esterilidad permanente), afectación de la inervación pélvica (en forma de dolores pélvicos crónicos) o de las funciones urinaria o defecatoria.

¿A qué edad es más común su detección?

La endometriosis está en relación con las hormonas del ovario y, por ello, solo aparece en mujeres en edad reproductora (entre los 15 y 45 años de edad, aproximadamente). Tiene con ver con la incapacidad de las células de limpieza de la pelvis de destruir las células endometriales que llegan a la cavidad pélvica. Por ello, suele aparecer después de un cierto número de menstruaciones y la edad de máxima frecuencia del diagnóstico está entre los 20 y 40 años. Sin embargo, es posible diagnosticar la enfermedad antes de los 20 y después de los 40.

¿Cuáles son las pruebas diagnósticas a las que debe someterse la paciente?

El principal elemento para el diagnóstico de la enfermedad es la sospecha de la misma. Cuando una paciente presenta dolor intenso durante las reglas y/o durante las relaciones sexuales o durante otras fases del ciclo, este no puede ser considerado normal y el médico debe poner en marcha todas las pruebas diagnósticas. Entre ellas juegan un papel relevante la exploración física que puede ayudar a detectar los focos de endometriosis profunda y los endometriomas ováricos. La ecografía ginecológica es imprescindible para analizar el estado de los ovarios y cada día es más útil para confirmar o descartar la presencia de endometriosis profunda. Si el médico o el centro no tienen la capacitación necesaria para utilizar la ecografía para diagnosticar la endometriosis profunda está indicada la realización de la resonancia magnética nuclear. En algunos casos especiales puede estar indicada la realización de pruebas especiales como la colonoscopía, la ecoendoscopía o pruebas especiales para estudiar el sistema urinario.

En la actualidad, ha quedado desfasado el uso de la laparoscopía diagnóstica que ha sido sustituido por procedimientos menos invasivos que incluyen el análisis de la respuesta a algunos tratamientos médicos como la administración de análogos del factor liberador de gonadotrofinas.

¿En qué fase de la enfermedad se suele hacer el diagnóstico?

Desgraciadamente, la enfermedad suele diagnosticarse después de años de sufrimiento de las pacientes. Se calcula que el tiempo medio transcurrido desde la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico sobrepasa los cinco años. Esto es inaceptable desde todos los puntos de vista y es debido a que en demasiadas ocasiones la sociedad contempla como normal el dolor de las pacientes.

¿Qué factores pueden predisponer a padecer endometriosis?

Existen diferentes factores de riesgo que predisponen a padecer endometriosis. Muchos de ellos tienen que ver con factores que o bien aumentan la cantidad de sangre perdida durante la regla de la paciente o bien aumentan el número de reglas que presentan las pacientes. Hay que recordar que la principal teoría sobre el origen de la endometriosis la relaciona con la menstruación retrógrada y con la alteración de la función de las células de limpieza de la cavidad pélvica. Así cuanta más sangre llegue a la pelvis en mujeres con esas células alteradas, mayor será el riesgo de presentar endometriosis por esas pacientes. En este sentido factores como la hipermenorrea (reglas muy abundantes), alteraciones del sistema genital que impidan la salida normal de la sangre por el cuello de la matriz (malformaciones congénitas o adquiridas), menarquia (edad de la primera regla) precoz, ausencia de embarazos, etc.

Otros factores de riesgo tienen que ver con los factores genéticos relacionados con la enfermedad. En este sentido, el tener familiares cercanos afectos de endometriosis aumenta el riesgo de la paciente de padecerla.

Otros factores probablemente tengan que ver con la facilidad con que la paciente puede acceder a los servicios sanitarios. Así, las mujeres de nivel socio-económico alto, de formación universitaria, de raza caucásica parecen presentar una mayor incidencia de esta enfermedad aunque es más que probable esta sea una relación espúrea.

Recientemente se ha descrito que las mujeres que en la adolescencia sufrieron dolores menstruales intensos y que las obligaba a guardar reposo en cama durante la regla y las hacia tomar anticonceptivos orales como tratamiento del dolor porque este era resistente al efecto de los fármacos analgésicos y/o antiinflamatorios habituales presentan un riesgo muy elevado de desarrollar endometriosis profunda en la edad adulta.

Actualmente en España, ¿cuál es la incidencia de esta enfermedad?

No se conoce bien cuales son la incidencia y la prevalencia exacta de la endometriosis. Se calcula que entre el 10 y el 20% de las mujeres en edad reproductiva de la población general sufren endometriosis (entre 1 y 2 millones de mujeres en España) aunque este porcentaje es muy superior en algunos grupos específicos de pacientes como por ejemplo aquellas mujeres que sufren dolores pélvicos crónicos o en el grupo de mujeres con dificultades para quedarse embarazadas.

¿Y a nivel transnacional?

No hay diferencias entre las cifras observadas en nuestro país y las que se reportan en el resto del mundo occidental. Existen algunas estadísticas parciales de incidencia en China, India, Oriente Próximo y algunas zonas de África con cifras similares a las indicadas antes.

Endometriosis y embarazo, ¿cómo puede afectar a la fertilidad de la mujer?

Existe una relación muy clara entre endometriosis y esterilidad. La prevalencia de endometriosis entre las mujeres estériles es más alta (>50%) que entre la población general. Las mujeres con endometriosis tienen una tasa de fecundidad mensual (2-10%) menor que la de las mujeres sanas (15-20%). Existen muchos más datos que certifican la relación entre endometriosis y esterilidad, sin embargo a pesar de toda esta evidencia aún no se ha podido establecer si ésta es una relación de causa-efecto en un sentido o en otro.
Los mecanismos de la esterilidad relacionada con la endometriosis no se comprenden con exactitud y pueden ser diferentes en función de los grados de evolución de la enfermedad.

En mujeres que presentan endometriosis profunda, las relaciones sexuales pueden llegar a ser muy dolorosas, ¿cómo abordar este hecho?

La mejor manera es el tratamiento adecuado de la enfermedad y del dolor asociado a la misma. Sin embargo, las terapias psicológica y sexológica pueden jugar un papel preponderante ya que sentimientos como la culpabilidad, humillación, etc., son muchas veces un problema que hay que tratar de manera independiente.

Tampoco hay que olvidar el tratamiento del cónyuge quien también puede resultar muy afectado psicológicamente por la enfermedad que padece su pareja.

¿Cuál es el abordaje terapéutico de esta patología?

El principal objetivo del tratamiento ha de ser aliviar los síntomas de la enfermedad, tanto el dolor como la esterilidad. Existen, hoy en día, numerosos tratamientos para lograrlo. En muchas ocasiones se han de emplear combinaciones de los mismos y contar con la ayuda de diferentes especialistas (ginecólogos expertos en cirugía, ginecólogos expertos en esterilidad, cirujanos de otras especialidades, psicólogos, expertos en sexología, expertos en terapia del dolor, etc.) de tal manera que en esta enfermedad, posiblemente más que en muchas otras, es necesario individualizar el tratamiento decidiendo, paciente a paciente, lo mejor en cada ocasión. Por ello, el mejor abordaje terapéutico es multidisciplinar y solo se puede conseguir en unidades especializadas formadas por profesionales que conozcan bien la enfermedad y su tratamiento. De estas existen algunas en nuestro país que se sitúan en los primeros puestos de las que existen en todo el mundo.

Para el tratamiento del dolor, la primera línea de tratamientos existentes son los fármacos analgésicos del tipo de los antiinflamatorios no esteroides (como el ibuprofeno y similares) o del tipo del paracetamol. Como segunda opción analgésica se sitúan los fármacos derivados de la morfina como la codeína y el tramadol. Finalmente otros analgésicos más potentes deben ser usados solo por el especialista en dolor. Estos fármacos pueden combinarse entre sí y con el resto de fármacos utilizados, intentando siempre conseguir el mejor resultado para la paciente.

La segunda línea de fármacos (que como decimos, puede combinarse con la primera o utilizarse como primera opción en algunas mujeres) está formada por los medicamentos hormonales. La viabilidad de los focos de endometrio ectópico depende de las hormonas ováricas, sobre todo de los estrógenos. Esta es la base de uso de los tratamientos hormonales en la endometriosis. Estos tratamientos son de dos tipos. El primer tipo está formado por los análogos del factor liberador de gonadotrofinas. Este medicamento crea en la mujer un estado hormonal similar al de la menopausia. Su eficacia es muy alta (tanto que se utiliza como tratamiento de prueba cuando no se está seguro del diagnóstico: si se administra y la paciente mejora es que tiene endometriosis) al conseguir la atrofia de los focos de endometriosis. El problema es que sus efectos secundarios son también muy frecuentes y pueden hacer que la mujer abandone el tratamiento. Estos efectos secundarios están provocados por la menopausia inducida por el fármaco y son similares a los de la menopausia natural: sofocaciones, nerviosismo, insomnio, sequedad vaginal y, si uso se prolonga en el tiempo, descalcificación ósea y osteoporosis. Es por ello que no se aconseja su uso durante más de seis meses.

Otra opción dentro de los tratamientos hormonales son los fármacos con efecto de gestágeno (una hormona con efectos opuestos a los estrógenos). Entre ellos se han utilizado algunos como la gestrinona o el danazol que se han dejado de utilizar por sus efectos secundarios (alteraciones menstruales con hemorragias en el caso de la gestrinona y efectos masculinizantes en el caso del danazol). En la actualidad se utilizan otros fármacos de este tipo (gestágenos) con menos efectos secundarios y con eficacia probada como el dienogest, medroxiprogesterona, levonorgestrel tanto por vía oral como por vía intrauterina, etc., que tienen igualmente eficacia muy alta y efectos secundarios generalmente bien tolerados por las pacientes.

La última opción, dentro de este grupo, son los anticonceptivos hormonales combinados. Estos fármacos consiguen atrofiar, con mucha eficacia, los focos de endometrio ectópico. Son muy bien tolerados y económicos. Se pueden utilizar a largo plazo y tienen pocos efectos secundarios. Una opción, apropiada para muchas pacientes, es su administración continuada (sin descansar entre caja y caja) con lo que la mujer no presenta sangrado menstrual disminuyendo mucho los síntomas. Además, son los únicos fármacos que han demostrado que son capaces de disminuir las recaídas cuando se administran después de la cirugía.

¿Cómo puede afectar el tratamiento a la fertilidad?

Desde el punto de vista de la fertilidad, ningún tratamiento médico consigue mejorarla (de hecho, todos los tratamientos hormonales impiden el embarazo por lo que solo están indicados en el tratamiento del dolor). Es por ello que en casos de mujeres estériles con endometriosis está indicado recurrir con rapidez a las técnicas de fecundación asistida (inseminación artificial, fecundación in vitro, etc.), incluso antes que la cirugía ya que esta puede tener efectos contrarios a los buscados.

¿Cuándo debe recurriese a la cirugía?

La cirugía sigue teniendo, a pesar de las secuelas que puede ocasionar (y que incluyen agravamiento de la esterilidad, alteraciones de la función vesical o defecatoria o dolor pélvico crónico), un papel preponderante en el tratamiento de la endometriosis. Está indicada solo en casos de endometriosis ovárica y/o profunda siendo muy controvertida su utilización en la endometriosis peritoneal asociada a la esterilidad. No tiene indicación como tratamiento del dolor asociado a la endometriosis peritoneal.

Debe recurrirse a la cirugía, como primera opción, en aquellas pacientes con endometriosis que afecta a órganos no genitales (intestino, uréter,…) y que produce estenosis del órgano en cuestión (disminución de su diámetro con riesgo de oclusión intestinal o de pérdida de la función renal) y en aquellas pacientes en que haya fallado el tratamiento médico y sigan padeciendo dolor. El objetivo quirúrgico ha de ser radical con la endometriosis (destruyendo todas las lesiones y eliminando todas las adherencias que puedan existir) y conservador con el órgano (de tal manera que se respete al máximo la funcionalidad de todos los órganos afectados) y restaurando la anatomía pélvica a su normalidad. Es por ello que esta cirugía puede ser tan difícil (a de ser a la vez radical y conservadora) necesitándose para realizarla cirujanos con mucha experiencia. En algunos casos en los que todas las soluciones médicas y quirúrgicas han fracasado y la paciente ya ha completado su deseo gestacional puede estar indicada la cirugía radical con extirpación de útero, ovarios y todos los focos de endometriosis.

¿Qué papel juegan las “terapias alternativas”?

El papel que pueden jugar las mal llamadas “terapias alternativas” puede ser beneficioso en muchas mujeres. Se ha demostrado con evidencia científica de calidad el efecto beneficioso de la acupuntura para el tratamiento del dolor en pacientes con endometriosis. La terapia herbal también se ha demostrado eficaz en muchos casos. El ejercicio físico moderado, la fisioterapia, las terapias de relajación y los tratamientos psicológicos también son de ayuda en muchas pacientes. Por último, no hay olvidar que en muchas ocasiones es necesario tratar también a la pareja y a la familia cercana que pueden soportar también una gran carga emocional.

¿De qué factores dependerá el éxito del tratamiento?

El principal factor radica en la elección adecuada del tratamiento. En la endometriosis es de vital importancia individualizar el tratamiento. No hay un único tratamiento sino que hay que construir (a partir de las diferentes opciones) el mejor para cada paciente. Es por ello que resulta de vital importancia la constitución de unidades de referencia donde las pacientes puedan ser tratadas desde un punto de vista multidisciplinar y donde se les pueda ofrecer todas las opciones terapéuticas actualmente existentes.

¿Puede esta patología ser factor causal de algún cáncer en la mujer?

La respuesta es aquí claramente negativa. La endometriosis no produce ningún cáncer en la mujer que la padece ni puede tampoco ser considerada, de ninguna manera, una enfermedad premaligna. Sin embargo, es cierto que existe una asociación entre endometriosis y dos tipos de cáncer de ovario: el cáncer endometrioide del ovario y el cáncer de células claras. La incidencia de estos cánceres en las mujeres con endometriosis es un 1% superior a la observada en la población general. Afortunadamente, ambos tipos son de los de pronóstico menos malo entre los cánceres observados en el ovario.

Por último, hay que recordar la posibilidad de existencia de endometriosis en el fondo vaginal y en el cuello del útero y que esta puede ser confundida con cierta frecuencia con un cáncer de esas localizaciones. De nuevo, un equipo con experiencia en la enfermedad será de crucial importancia para evitar este tipo de errores.

¿Qué pronóstico presenta actualmente la enfermedad?

Afortunadamente, el pronóstico actual de la endometriosis es bueno y éste debe ser el mensaje que se transmita a las pacientes. Aunque se trate de una enfermedad crónica y con tendencia a las recaídas, es posible hoy día el conseguir que la calidad de vida de las pacientes sea absolutamente normal y que las pacientes cumplan con sus deseos genésicos.

Para ello es muy importante tanto el diagnóstico temprano de la enfermedad como la elección adecuada de los tratamientos seguidos por la paciente que pueden variar a lo largo de la vida de la paciente en función de lo diferentes momentos vitales y deseos de la paciente en cada uno de ellos. Este punto enfatiza de nuevo la importancia de contar con unidades especializadas en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad a las que las pacientes puedan acceder con facilidad.

¿Es posible prevenir la endometriosis?

No. Hoy en día no es posible prevenir la endometriosis. Sin embargo, es sin duda posible disminuir el tiempo escandaloso que algunas mujeres soportan entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico de la enfermedad. Nadie debería considerar como normal el padecer dolor intenso, a veces invalidante, por el mero hecho de que coincida con la menstruación. El presentar este síntoma u otros síntomas dolorosos durante el ciclo menstrual debe obligar a realizar un estudio diagnóstico adecuado.

¿Cómo afecta la endometriosis a la calidad de vida de las pacientes?

La endometriosis afecta a mujeres jóvenes en edad reproductiva y produce, como principal síntoma, dolor intenso especialmente durante la regla y durante y las relaciones sexuales. El tiempo medio desde la aparición de los síntomas y el diagnóstico supera los cinco años. Muchas veces, la intensidad de los síntomas es tan alta que impide que la mujer pueda salir de casa para cumplir con sus obligaciones laborales o escolares. Los tratamientos que se indican tienen con frecuencia efectos secundarios que también resultan invalidantes. Muchas veces las cirugías son incompletas o presentan complicaciones y secuelas que pueden ser permanentes.

En el abordaje de esta patología, ¿qué medidas cree que urgen (mayor especialización, mejor información)?

Son necesarias medidas a diferentes niveles. En primer lugar es necesaria la creación oficial de unidades especializadas de referencia a las que las pacientes tengan fácil acceso. Hay que remarcar que en España existen unidades especializadas solo en algunas comunidades autónomas y que debido al sistema actual de derivaciones entre comunidades es muy difícil para muchas mujeres el acceder a las unidades existentes. Un primer paso, antes de la creación de unidades en todas las comunidades, sería que las unidades existentes fueran conocidas por todos los médicos del sistema nacional de salud y que las pacientes pudieran ser derivadas a ellas con facilidad.

En segundo lugar, es urgente aumentar el nivel de formación tanto de ginecólogos generales como de médicos de familia y otros especialistas en el sentido que se señalaba más arriba de que no es aceptable considerar como normal el dolor menstrual invalidante que presentan estas pacientes. Es necesario también aumentar el nivel de formación de muchos ginecólogos que aunque puedan haber hecho de manera correcta el diagnóstico de endometriosis son capaces de intentar operar casos muy complejos para lo que no están preparados. La decisión correcta ha de ser la derivar estas pacientes a centros especializados antes que provocar daños innecesarios a las pacientes.

Por último, es necesario aumentar el nivel de conocimiento de la enfermedad entre las mismas pacientes y la población general. De nuevo, no es aceptable tener que soportar un dolor invalidante por el mero hecho de ser mujer (“es que las mujeres no aguantáis nada”) o porque la madre, la hermana o la tía también los hayan padecido (“a mi también me pasaba”). Campañas de información en los medios, una mayor presencia de la endometriosis en ellos ayudarían a un mayor conocimiento de la enfermedad y, por tanto, un diagnóstico y un tratamiento más precoces.

¿Cuáles han sido los avances más importantes en los últimos años en el abordaje de la endometriosis? ¿Qué queda por hacer?

Sin duda, ha habido un aumento en el conocimiento de la enfermedad tanto por el público general como por los especialistas (solo es necesario repasar la bibliografía publicada sobre este tema durante los últimos 30 años para observar un incremento notable durante los últimos 5). Otro avance destacado, y paralelo al anterior, es el grado de conocimiento de la epidemiología de la endometriosis, el de su fisiopatología de los cambios moleculares presentes en la enfermedad. Todo ello, está contribuyendo al desarrollo y aplicación de nuevos tratamientos que, aunque se hallen aún, en fase experimental van a contribuir sin duda durante los próximos años a luchar contra la endometriosis. En este sentido, la aparición de nuevos tratamientos médicos que puedan aplicarse a pacientes con deseo de fertilidad y que la favorezcan es uno de los principales hitos a lograr.

Por otra parte, y de manera similar, la aparición de avances tecnológicos aplicados a la cirugía, específicamente el desarrollo de la laparoscopia, ha sido, a nuestro juicio, el avance más relevante de los últimos años. Esta técnica ha permitido tratar de manera mínimamente invasiva a la gran mayoría de pacientes disminuyendo de manera muy importante la tasa de complicaciones y aumentado la precisión de la cirugía y el porcentaje de curaciones conseguidas con la misma.

También muy relevante está siendo el poder definir el papel que juega la ecografía transvaginal en el diagnóstico de la endometriosis y el utilizar cada vez más esta herramienta, muy familiar para los ginecólogos. En los próximos años es de esperar que nuevos avances tecnológicos permitan avanzar tanto en las técnicas quirúrgicas como en las técnicas de diagnóstico por la imagen.

Se está investigando la posibilidad, mediante técnicas de realidad aumentada, de incorporar a la pantalla del laparoscopio las imágenes obtenidas mediante ecografía o resonancia magnética de tal manera que el cirujano disponga de ellas durante la cirugía superponiéndolas a la imagen real obtenida con el endoscopio. Otros autores investigan la posibilidad de utilizar contrastes específicos para los tejidos endometriosicos que hagan más fácil su identificación tanto durante el proceso diagnóstico como durante la cirugía.

A la hora de hablar de endometriosis, ¿cuáles serían los principales mitos contra los que habría que luchar?

El más importante es el que dice que la mujer debe aguantar el dolor, a veces intolerable, que produce la enfermedad. Está mal visto socialmente que la mujer se quede en casa “solo porque tiene la regla”. Tanto los jefes y compañeros (“otra que no aguanta un simple dolor de regla”), como la familia (“a mi también me pasaba”) como la propia paciente (“tengo que dar ejemplo”) minimizan en muchas ocasiones el sufrimiento padecido. Esto hace que las pacientes se sientan incomprendidas y solas en su enfermedad llegando a desarrollar sentimientos de culpa y verdaderas depresiones “por ser incapaces de aguantar” y no poder ir a trabajar o tener relaciones sexuales con su pareja. Es importante escuchar y tranquilizar a las pacientes. No están locas. No son flojas. No son débiles. Solo están enfermas. Es obligación de los médicos y de la sociedad ayudarlas.

Fuente de información gracias a: http://hbakkali.wordpress.com/2013/08/22/endometriosis-dr-francisco-carmona-herrera_hbakkali/

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